Como en cualquier presentación hay items básicos que uno debe responder: nombre, edad, signo, donde vivís, estado civil. En mi caso soy una argentina, porteña, que vive en Texas, felizmente casada. Soy una de esas tantas personas que muchas veces deseó irse a vivir a otro país, pero mi caso no es como el de muchos. Aunque mi deseo se hizo realidad, entre la imaginación a la realidad hay unas cuantas diferencias.
Texas es un lugar en el que jamás me hubiese imaginado vivir, ni siquiera Estados Unidos había sido el protagonista de mis sueños. Como a muchos, cuando me mencionaban Texas, en mi cabeza aparecían imágenes de desierto, cowboys, campo, animales… todo lo típico de las películas, lo cual no esta tan alejado de la realidad. Los sombreros y las botas texanas claramente son parte del estilo popular y una cuadra es igual a tres de la Capital Federal. De mi anterior departamento al supermercado hay unas 15 ó 20 cuadras con algunos cuantos kilómetros de terreno sólo con pasto y unos cuantos animales.
Encontrar una serpiente al costado de la entrada de la casa no es sorprendente, como tampoco lo son los 40 grados y la humedad al 100% por las tardes. Y una conducta típica adquirida cuando hay tormenta: observar las nubes y chequear las alertas de tornado (ya no me simpatizan los días de lluvia). Si vas a rescatar un perro de la calle, ¡ojo! porque puede ser un coyote. Aunque también está la posibilidad de ir a comprar al Wallmart a las 2 de la mañana como si fueran las 2 de la tarde, no preocuparse porque te abran el auto mientras está estacionado, la amplia variedad de cadenas de fast food, entre cosas positivas.
Alguien debería hacer un manual de las cuestiones que uno no tiene en cuenta cuando piensa o empieza a planear irse a vivir a otro país. Por eso, este espacio será un resumen de todas esas situaciones que vivo diariamente y nunca me cuestioné cuando decidí mudarme a Fort Worth, Texas: desde la importancia de la independencia o la molestia de la dependencia, la variedad de opciones, todo lo que hay que tener en cuenta en los restaurantes con la comida o la falta de items en el supermercado, la movilidad, hasta extrañar lo que no creí extrañar. No todas son pálidas claramente, pero la gente que me conoce sabe que soy bastante crítica por no decir quejosa.
A modo de presentación, no queda mucho más por decir…
I’m walking on sunshine ♪